Una gran mayoría de nuestros pacientes no van a requerir una cirugía como primera opción. En estos casos, el tratamiento del dolor como medida mínimamente invasiva puede ser de gran utilidad. Entre ellas podríamos citar: infiltraciones facetarias, infiltraciones miofasciales, infilraciones sacroiliacas, infiltraciones intradiscales y rizólisis (radiofrecuencia) dirigidas por radioscopia o ecografía
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